
Durante la charla, Bórmida compartió su experiencia en la docencia universitaria y la importancia de entender la historia urbana para proyectar el futuro. Remarcó que Mendoza necesita un plan serio de ordenamiento territorial, especialmente en zonas sensibles como el piedemonte, donde el agua y el riesgo aluvional condicionan la forma de habitar. Para ella, la arquitectura no puede pensarse aislada: siempre debe dialogar con el territorio y la ciudad.
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